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La historia de los baños árabes de Córdoba

La historia de los baños árabes de Córdoba

El origen de los baños árabes se remonta a las termas. Las termas eran baños públicos que se construyeron en la época romana. Estos baños eran visitados por aquellas personas que no podían permitirse tener un baño en su casa. Estos lugares terminaron siendo un sitio de reunión.

El nacimiento de los baños árabes surge de la ingeniería hidráulica aportada por los romanos a lo que se sumó los aportes que se hicieron durante el periodo islámico.

En Córdoba podrían haber existido en torno a 700 baños repartidos por la provincia. Podían ser visitados tanto por hombre como por mujeres. No obstante, con horarios diferentes. Eran sitios donde descansar y donde afloraba las relaciones sociales.

Su distribución era muy similar a la de las termas romanas. Existía un vestuario, por el que pasaban antes de ir a las diferentes salas. Existían baños con agua fría, templada y caliente. En las salas de agua caliente se ubicaban los hornos de leña que daba al lugar aspecto de sauna y se transmitía el calor a través del suelo mediante tuberías de cerámica.

La sala más frecuentada por las personas que acudían a los baños eran las salas de agua templada. Allí era donde pasaban más tiempo relacionándose con el resto de las personas, y es por ello por lo que estas salas solían ser más grandes que las de agua fría o caliente.

Las paredes de estos espacios estaban decoradas con zócalos de azulejos que dibujaban formas geométricas o bien con placas de mármol. La intención era crear un ambiente sereno para la relajación. La iluminación se producía mediante vidrios de colores, y la ventilación era discreta.

La reina Isabel la Católica terminó prohibiéndolos debido a la mala fama que se creó sobre estos lugares. No obstante, los baños árabes eran el lugar perfecto para relajarse y donde relacionarse con otras personas.